Hola, tal vez os estéis preguntando qué tal nos va por Lomé, pues después de tres semanas seguimos con las lluvias (ahora mismo se ha puesto a llover de nuevo), pero lo «mejor» fue el martes, estuvo lloviendo toda la noche muy, muy fuerte. Al levantarnos la casa estaba llena de charcos, imaginaros lo que es por la mañana poner los pies en el suelo y encontrarse un charco 🙂
Casi todas las casas coloniales, que son las que alquilan a los occidentales, están muy viejas por eso te levantas un día y encuentras charcos o pintura caída del techo o cualquier otra cosa pero el lado positivo de todas estas lluvias es que la vegetación es impresionante y no solo la vegetación también hay muchas mariposas con unos colores espectaculares, escarabajos, hormigas de 5 mm (me la encontré el otro día en el fregadero y me dio un buen susto 😀 )…
Este fin de semana iremos a una ciudad que está a 120 km de aquí, se llama Kpalimé ya os lo contaré todo en el próximo post, ahora vamos con la receta de hoy.
Ingredientes (para unas 40 albóndigas)
- 1 kg de carne picada
- 3 huevos
- 1 diente de ajo machacado (opcional)
- pan rallado
- un chorrito de vino blanco
- sal
- harina
- aceite de oliva
- 1/2 cebolla
- 1/2 pastilla de caldo de pollo
Preparación
Cuarenta albóndigas son muchas, yo las hice para dejar congelada la mitad, unas 20 son para tres personas. Lo primero que tenemos que hacer es poner la carne en un bol, echamos los huevos, el chorrito de vino, la sal y si se quiere el ajo machacado, yo normalmente no lo uso para que no repitan. Removemos todo y vamos añadiendo el pan rallado poco a poco hasta que se quede compacta la carne, no se tiene que quedar muy seca, sino húmeda pero compacta.
Cuando esté lista, ponemos harina en un plato y hacemos bolitas con la carne que después pasaremos por la harina. Hacemos esta operación hasta que se termine la carne. Ponemos una sartén con abundante aceite en el fuego, cuando el aceite esté caliente empezamos a freír las albóndigas y las vamos echando en una cazuela (lo suficientemente grande para cocerlas con agua). En la última tanda, dividimos la cebolla y la freímos con las albóndigas. Echamos todo en la cazuela, cubrimos las albóndigas con agua y las ponemos a cocer. Mientras se habrá reposado el aceite que hemos usado para freír, retiramos el la mayor parte y dejamos como unas dos o tres cucharadas, con los restos de la harina y los añadimos en la cazuela, echamos la media pastilla y salamos si fuera necesario. Dejamos reducir el agua hasta que se hagas unas salsa espesa. Retiramos y servimos.